Hoy voy a compartir con ustedes una Fábula llamada”:

EL PASTOR Y EL LOBO

ESOPO (IV A.C.)


“Un pastorcillo cuidaba cada día sus ovejas, mientras éstas pacían.
Pasaba el rato lanzando piedras al arrollo viendo hasta donde llegaban o se distraía mirando las formas que tomaban las nubes y comparándolas con las animales que conocía.

Le gustaba mucho su trabajo pero siempre deseaba que fuera menos aburrido. Hubiera deseado que fuera más divertido.

Un día pensando precisamente en eso, decidió gastarle una broma a la gente del pueblo:
Se paró y empezó a gritar con todas sus fuerzas:
_Socorro. Socorro, que viene el lobo-gritó
Al oír los gritos del pastorcillo, los hombres del pueblo cogieron palos y bastones y corrieron ayudar al niño a salvar sus ovejas.
Pero cuando llegaron no vieron a ningún lobo, sólo vieron al pastorcillo que lanzaba grandes carcajadas.
_ ¡Os he engañado_ decía y más se reía
Los hombres pensaron que era una broma muy pesada.
L e advirtieron que no volviera a hacerlo a menos que estuviera verdaderamente ahí el lobo.
Una semana después, el pastorcillo decidió volver a gastar la misma broma al pueblo.
_ ¡El lobo, El lobo! Gritó
Una vez más los hombres dejaron su trabajo y corrieron ayudar al pastorcillo, al llegar no encontraron lobo alguno, solo al chico que se reía a grandes carcajadas.
Al día siguiente, llegó de verdad el lobo desde las colinas a devorar unas cuantas ovejas gordas.
_ ¡El lobo, él lobo ¡ gritó el pastorcillo con todas sus fuerzas.

Los hombres del pueblo oyeron sus gritos pidiendo ayuda y se rieron: _ Trata de gastarnos la broma de nuevo _ se dijeron_ pero ésta vez no nos engañará , no caeremos en su trampa_ se dijeron.

Finalmente el chico dejo de gritar. Sabía que en el pueblo no le creían y comprendió que nadie iba a acudir. Todo lo que podía hacer era quedarse allí, viendo como el lobo devoraba a sus ovejas.


Moraleja: AL QUE DICE MENTIRAS, NADIE LE CREE, AUNQUE DIGA LA
VERDAD


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